Hace unos años cuando estuve en el instituto bíblico, en la materia de pneumatología, que es la parte de la teología que estudia el Espíritu Santo, se hizo esta pregunta. Recuerdo que el profesor en ese momento respondió de manera afirmativa, lo cual me sorprendió bastante dado el contexto teológico de la institución. En ese tiempo, mi experiencia me había llevado a relacionar ese tipo de cosas con un contexto más "carismático" o "pentecostal". Osea, seamos sinceros, ¿no es eso el pensamiento común dentro de los cristianos?
En Fundamento Sólido hicimos una encuesta con esta pregunta, en la cual, probablemente, hayas participado. El resultado fue muy equilibrado y por tal razón me pareció buena idea escribir un poco sobre el tema.
Creo que hay dos preguntas fundamentales que se deben considerar cuando buscamos responder esta pregunta:
Cuando pensamos en el tema de la oración, siempre viene a nuestra cabeza que se nos enseñó a orarle a Dios. Generalmente cuando decimos que le oramos a Dios, nos referimos a la persona del Padre dentro de lo que conocemos como la trinidad.
Es evidente que cuando hablamos de trinidad nos referimos a tres. Tres personas. No solo Dios el Padre, sino Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo.
Si creemos en la doctrina de la trinidad, fundamentaente entendemos que el Espíritu Santo también es Dios. Aunque tenga funciones diferentes a la del Hijo y el Padre, su divinidad es la misma que las demás personas dentro de la trinidad. Por lo tanto, Él escucha nuestras oraciones y obra de acuerdo a sus funciones.
Si el Espíritu Santo es Dios y lleva consigo el caracter divino como la omnisciencia y la omnipresencia, podemos dirigirnos a Él pues es nuestro Dios.
En la Biblia vemos que hombres rechazan la adoración de otros hombres e incluso vemos a los ángeles diciéndoles que el único merecedor de adoración es Dios. Sin embargo, en ningún lugar vemos que las Escrituras prohiben la oración al Espíritu Santo.
Él es quién nos revela a Cristo (Jn.15:26), nos ayuda al orar (Rom.8:26), por medio de Él podemos entender la palabra de Dios y sus profundidades (1 Cor.2:10-13), de Él recibimos la capacidad de mostrar el carácter de un cristiano (Gal.5:22-24, Ef.5:18), y así podríamos seguir citando textos que nos muestran el rol del Espíritu Santo y su relación con nosotros.
Hablar con Dios el Espíritu Santo con relación a estas verdades es algo maravilloso.
En varias ocasiones me ha tocado predicar o dar algún tipo de estudio bíblico. En el tiempo de la preparación he tenido momentos en donde "no me llega la luz" sobre algún texto.
Recuerdo una vez que paré, y le pedí al Espíritu Santo que me ayudara a tener más claridad sobre el texto que estaba estudiando. Luego de orar, paso poco tiempo, y estoy convencido de que por su obra sobrenatural entendí el texto. ¡Fue algo increíble!
Probablemente lees esto y digas "eso es un asunto mental. Te emocionaste y luego trabajaste con más diligencia y por eso entendiste". Sí, es un asunto mental porque normalmente no le oramos al Espíritu Santo y necesitamos enfocarnos al momento de hacerlo. Pero también es algo claramente sobrenatural. El Espíritu Santo es espiritual y obra de dicha manera. Si somos cristianos, este asunto no debería traer problemas a nuestro razonamiento y fe, ya que lo lógico es que el Espíritu Santo obre de acuerdo a Su carácter espiritual.
Claro, al principio puede sentirse raro; pero es así porque no es lo que normalmente hacemos. Sin embargo recuerda:
-Dios el Padre nos ha escogido y planificado nuestra gloriosa salvación. Eso nos llena de gozo y le adoramos por eso.
-Dios el Hijo vino al mundo por amor a nosotros, murió y resucitó, y así hoy disfrutamos del perdón eterno de nuestro pecados.
Y...
-Dios el Espíritu Santo es nuestro compañero pues así Jesús lo quiso al dejárnoslo luego de ascender al Padre. Él es nuestra garantía de las promesas futuras que Dios nos ha entregado. Tenemos mucho que agradecerle a la tercera persona de la trinidad.
Crezcamos cada día más en la oración al Dios trino.