Hace ya bastante tiempo que he tenido una preocupación en mi corazón con relación a la función del ministerio de alabanza en la iglesia. En los últimos años he escuchado a muchas personas decir que lo más importante los domingos en la iglesia es la predicación de la palabra. Honestamente creo que están en lo correcto porque es en las Escrituras que Dios se ha revelado a su pueblo y es a través de Sus palabras que crecemos cada vez más a la imagen de Jesucristo, lo cual es el propósito de Dios para nosotros (Efe.4:11-13; Rom.8:29).

Sin embargo, pareciera que al ubicar el ministerio de enseñanza y predicación como lo más importante se le está quitando el valor al ministerio de alabanza a tal punto que no es una prioridad. Muchas veces esto resulta en una falta de preocupación por la excelencia musical, no hay una cantidad de esfuerzo dedicado al ministerio de alabanza que sea proporcional a las demás áreas de servicio, y surgen frases como "lo que importa es que es para la gloria de Dios", que realmente revelan un espíritu que no necesariamente sea el de una persona que busca la gloria de Dios en todo, sino de alguien que se ha acomodado con lo mínimo.

Pero, ¿Qué pasaría si se entendiera que el ministerio de alabanza tiene un fuerte vínculo con la predicación y enseñanza de la palabra de Dios? 

La palabra de Dios y la música en la iglesia

En una de las cartas que el Apóstol Pablo escribió a las iglesias encontramos este mandato:

Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones.

Colosenses 3:16 

Hay algo muy claro en este versículo, y es que la palabra de Cristo, que por el contexto parece referirse al evangelio, debe abundar en medio nuestro. La palabra de Dios debe ser prioridad en medio de la congregación. Esta debe ser utilizada para enseñarnos y amonestarnos unos a otros. 

Pero lo interesante es que el texto también nos dice la manera en la que esto debe ocurrir. Dice que esto debe ser "con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones." El canto en la iglesia debe estar lleno de la palabra de Dios, lo cual nos debe llevar a tener corazones llenos de agradecimiento a quien le cantamos. 

Por lo que dice este versículo, la música es un instrumento ordenado por Dios para enseñar Su palabra a la iglesia y para llenar las almas de sus hijos de gozo, lo cual los llevará a glorificarle.

Debo aclarar que con esto no estoy diciendo que el ministerio de la alabanza debe tener el mismo rol que el de la exposición de la palabra de Dios por medio de un pastor. Lo que sí estoy diciendo es que lo importante es saber que la palabra de Dios es lo que debe abundar en medio de la iglesia y, bíblicamente hablando, la exposición de las Escrituras no es la única forma para obedecer este mandato. 

Así como la iglesia reconoce que el ministerio de la exposición de la palabra por medio de un pastor es esencial para la vida de la iglesia, de la misma manera debe reconocer la gran importancia que tiene el ministerio de alabanza dentro de la enseñanza de las Escrituras. 

Esto debe llevar a la congregación y sus líderes a considerar lo necesario que es la preparación tanto teológica como musical de los que sirven en la música dentro de la iglesia, el tiempo que se debe dedicar a los ensayos, el compromiso que deben de tener los miembros del ministerio de alabanza, la cantidad de recursos que se utilizan en esta área y todo lo que sea necesario para que Dios sea glorificado con excelencia.

Conclusión

La Biblia está llena de canciones que contienen la verdad que fundamenta lo que creemos como hijos de Dios. El versículo que mencioné arriba es solo uno, que considero muy importante para el tema tratado aquí, en donde podemos ver lo importante que es para Dios que Su palabra sea expuesta a través de canciones.